Ya solo faltan unos meses para que se cumplan cuatro año desde la muerte de mi madre y por un lado parece mucho tiempo y, por el otro, me da la sensación de que el tiempo ha pasado volando.
De todos modos, el primer año, después del fallecimiento de mi madre, volvió a ser un año lleno de complicaciones y retos.
En los años, en los que estuve cuidando a mi madre, ambas habíamos vivido de su pensión y de la paga por invalidez, y después de su fallecimiento, me quede sin ningún ingreso de la noche a la mañana.
Además, como su muerte se produjo en pleno verano y en temporada alta, era imposible sacar fuera a la familia peruana que había ido a vivir allí. Como la cuidadora también se quedó sin paga, tampoco podían afrontar un alquiler y me tenía que conformar con que corrieran con los gastos producidos por ellos.